Persona agotada por la fatiga zoom ante la pantalla

Fatiga Zoom: Por qué nos cansamos en las videollamadas y cómo solucionarlo

Desde 2020 hemos normalizado las videollamadas. En el trabajo, en clase, en nuestro ocio… hoy en día resulta común encadenar diferentes reuniones a través del ordenador. Como consecuencia, ha surgido la Fatiga Zoom.

Qué es la Fatiga Zoom: Definición y origen

La Fatiga Zoom es el cansancio que sentimos por el uso constante de las videollamadas. En esencia, la combinación de movimiento reducido y la interfaz de los programas de videollamadas nos obligan a esforzarnos más para comunicar de lo que haríamos en una conversación cara a cara.

Bailenson popularizó el término en 2020 a raíz del incremento de videollamadas que tuvo lugar durante la pandemia. A pesar de la juventud de esta expresión, los estudios sobre la fatiga zoom se están multiplicado rápidamente.

En consecuencia, podemos conocer qué es lo que más cansancio genera cuando nos reunimos a través de la pantalla. Y (mejor todavía) nos permite ponerle solución a través de pequeños cambios fáciles de aplicar.

¿Por qué se llama Fatiga Zoom?

Aunque el programa Zoom es el que tiene el “honor” de dar nombre a este mal, la Fatiga Zoom se sufre con todos los programas de videollamadas como Teams, Hangout o Webex. Durante 2020 y 2021, los años de la pandemia de COVID-19, Zoom fue la plataforma más utilizada, de ahí el nombre.

Fuente: Sadler. 84 current video conferencing statistics for the 2021 market

¿Qué causa el cansancio en las videollamadas por ordenador?

Se han confirmado varias características que influyen en el cansancio ante la pantalla.

Sentirse observado en todo momento

Un montón de rostros te miran fijamente. Eso es lo que vemos en nuestra pantalla. Y no nos engañemos, es posible que tus interlocutores no te estén mirando. Incluso que estén haciendo otra cosa con su ordenador. Pero lo importante aquí es que nuestro cerebro siente un montón de ojos atentos a cada uno de sus movimientos y esto nos estresa.

Tampoco ayuda el plano que solemos elegir en la pantalla. Haz memoria. ¿Cómo suelen ser los planos ante la cámara? Demasiado cercanos. Enfocando únicamente el rostro.

Plano demasiado cercano en una videollamada [Creado con Copilot]

Ahora plantea este mismo escenario en las reuniones presenciales. Imagina que mientras hablas con un compañero de trabajo, este se encuentra a unos pocos centímetros de tu cara. ¿No te resultaría violento?

Esta tensión se debe a que sentimos que nuestro espacio personal está siendo invadido. El antropólogo Hall, en su libro La dimensión oculta teorizó sobre el uso del espacio en la comunicación humana.

Las distancias del espacio personal: íntima, personal y social.

Algo similar ocurre en las videollamadas. Lo que es recogido por nuestro cerebro como una invasión de nuestro espacio personal.

El movimiento físico limitado

Sentado delante del ordenador. Las manos en teclado y ratón. Y la cabeza fija para aparecer en cámara.

Estas son las posibilidades que nos dejan las videollamadas. Ahora imagínate charlando con alguien. Te mueves por el espacio, tus manos gesticulan… Nuestro movimiento resulta mucho más natural y fluido.

Sin embargo, la necesidad de teclear y usar el ratón nos hace estar muy cerca de la pantalla del ordenador. Lo que a su vez limita nuestros movimientos al obligarnos a ser visibles ante la cámara.

Y eso nos lleva directamente al siguiente problema.

La autoevaluación constante al ver nuestro rostro en pantalla

¿Qué haces cuando pasas por delante de un espejo? Gonzales y Hancock (2011) detectaron que no podemos evitar evaluarnos al ver nuestro reflejo.

Y en una videollamada, la pantalla se convierte en un espejo constante, donde vemos nuestro reflejo en todo momento.

Esto nos hace ser conscientes de nosotros mismos y ver cada uno de nuestros movimientos. Algo a lo que no estamos acostumbrados. El resultado es un sobre análisis de cada uno de nuestros gestos.

¿Te sientes identificado? Confieso que me pasa. En ocasiones mientras hablo ante la pantalla, en lugar de mirar a mis interlocutores, o incluso a cámara, acabo mirando mi rostro.

La dificultad de leer el cuerpo de nuestro interlocutor

Analizar e interpretar el lenguaje no verbal de otra persona es algo complejo y lleno de matices. Sin embargo, de forma automática nuestro cuerpo lee la respuesta de otras personas y lanza señales a través del rostro, las manos, el cuerpo… Es un proceso muy complicado, que hacemos todos los días de forma inconsciente.

Esto nos permite obtener una gran cantidad de información. Pero no ante la pantalla, donde resulta complicado analizar esa respuesta. Y gran parte de la culpa la tienen las otras características que hemos nombrado.

Esto se traduce en una mayor carga cognitiva que requiere tanto interpretar como mostrar las respuestas no verbales a través de la pantalla.

Así, no resulta extraño que exageremos nuestras respuestas (por ejemplo, asintiendo enérgicamente y durante más tiempo del que lo haríamos cara a cara) o que, al no saber si nuestro interlocutor está comprendiendo todo lo que decimos, debamos hacer esfuerzos extra para hacernos entender.

¿Cómo evitar la Fatiga Zoom en las videollamadas?

Ahora toca pensar en positivo, ya que muchos de estos problemas tienen fácil solución y al aplicarlos podemos reducir nuestro cansancio y a la vez mejorar nuestra comunicación a través de las videollamadas.

Aléjate de la cámara: abre tu plano

Es hora de dar un paso atrás (literalmente). En lugar de posicionarte encima del ordenador, aléjate para permitir un plano más abierto, donde se incluya tu rostro y parte de tu torso.

Para tener una referencia, el resultado debería parecerse más a un presentador de noticias que a una foto de carné.

Ejemplo de plano medio donde se ven los gestos del orador.

Personaliza la interfaz de tu programa de videollamadas

Ya sé que cada programa es de su padre y de su madre. Pero tómate un tiempo para familiarizarte con la interfaz y personalizarlo a tu gusto.

Ajusta las opciones para crear un entorno de trabajo virtual que te resulte cómodo y eficiente.

Aquí van un par de ideas:

  • Reduce la imagen de los participantes de la reunión. Puedes cambiar las opciones de las videollamadas para ver a todos los participantes en cuadros más pequeños. De esta manera se reduce, al menos en parte, el sentimiento de invasión del espacio personal.
  • Esconde tu reflejo. Evita caer en la autoevaluación ocultando la pantallita donde te ves a ti mismo (¡eso sí, asegúrate antes de que sales en el plano y que está todo OK!).

Descansa entre reuniones

Saltar de una reunión a otra a veces es imperativo. Pero siempre resulta estresante. Date tiempo para descansar entre una reunión y otra: evita quemarte.

Este estudio de Microsoft midió los niveles de estrés que sentimos cuando empalmamos una reunión con otra o, por el contrario, cuando nos damos breves periodos de descanso.

Ilustración: Valerio Pellegrini

Como ves, estos pequeños parones ayudan al cerebro a mantener el nivel de estrés más controlado.

Para ampliar sobre la Fatiga Zoom

La Fatiga Zoom es un mal de nuestra época con el que nos toca lidiar. Pero existen alternativas para conseguir una comunicación más eficaz y sobre todo evitar nuestro cansancio y el de la gente con la que nos reunimos.

Si quieres saber más, puedes ver el artículo que ha dado nombre a la Fatiga Zoom (en inglés).

Si prefieres algo en español, este paper tiene un apartado resumen sobre la fatiga Zoom. Y si te has quedado con ganas de ampliar más, tienes disponible mi tesis sobre cómo se comunica la ciencia a través de la pantalla, con un capítulo entero dedicado al tema, ideal para los muy cafeteros ;).

¿Tienes algún consejo para evitar la fatiga zoom? Compártelo y combatamos este mal juntos.


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