Para 🛑. Recapacita un momento. Antes de lanzarte con una nueva exposición, conviene sentar sus bases. Con unas sencillas preguntas ordenarás la información básica y te será mucho más sencillo crear desde cero una presentación.
Al elaborar un discurso hay que considerar las variables que van a entrar en juego. De esa forma podremos crear el contenido más apropiado para cada ocasión. Una forma sencilla al plantearse una presentación es utilizar las 6 W (por su nombre en inglés), es decir, las 6Qs. Las clásicas preguntas que se hace un periodista antes de iniciar su artículo: qué, cuándo, cómo, por qué, dónde y cuándo.
¿Cómo hacer la estructura de tu discurso?
Con las 6Qs en mente, ya no tienes que enfrentarte a la hoja en blanco. Plantea las preguntas, y empieza a darles respuesta.
¿Qué?
Tema que vamos a abordar, base de toda tu intervención. Es conveniente dominar el tema. Debemos estar informados y ser capaces de responder a posibles preguntas que pueda realizar el público durante la intervención.
Eso sí, no tengas vergüenza de admitir que no sabes algo. Es mejor que, ante una pregunta que desconoces, admitas que no lo sabes, y que te informarás sobre ello más tarde. Recuerda, se pilla antes a un mentiroso…
Nunca pierdas de vista la base, aquello de lo que has venido a hablar. Es bueno introducir historias personales en tu speech, ¡pero no divagues!
Las 6Qs para empezar a escribir un discurso
¿Por qué?
El objetivo de la intervención. Un mismo tema se puede abordar de diferentes formas. Debemos tener claro qué es lo que queremos conseguir con la exposición, y estructurarla en consecuencia.
Plantealo como el motor de tu intervención ¿qué impulso te mueve? Este momento es bueno para contar una anécdota o historia personal que te ayude a conectar con el público. Una vez que has captado su atención, explícales por qué les estás hablando.
¿Cómo?
Piensa cómo te vas a sentir más cómodo al hablar, qué formas pueden atraer a los oyentes, o la mejor manera de hacerte entender ante tu audiencia. ¿Usaremos material audiovisual? ¿Permitiremos al público a participar? ¿Vamos a llevar algún especialista en la materia para explicar las partes más técnicas?
Hay gente que es capaz de integrar el humor en cualquier exposición, esto suele ser de ayuda, ya que el público ríe contigo, se siente atraído hacia tus palabras e interactúa. Sin embargo, si los chistes no son lo tuyo, será mejor que no lo intentes. Sonarás forzado, no te sentirás cómodo con lo que estás diciendo, y es probable que los espectadores lo noten.
Eso no significa censurarse a la hora de probar cosas nuevas, ¡investiga cómo te sientes más cómodo!
¿Dónde?
El lugar importa por dos motivos principales:
-Las características físicas y técnicas de la sala. Hay que tener en cuenta el tamaño de la sala. Esto condicionará los elementos de las diapositivas, nuestro habla, y nuestro movimiento. Si la sala es enorme las diapositivas deberán ser concienzudamente esquemáticas y con una fuente de gran tamaño para que todos puedan leerlas desde la lejanía. Así mismo deberemos proyectar más la voz, y movernos por el escenario.
Sin embargo, en una sala reducida podemos permitirnos más elementos de detalle en las transparencias y reducir el movimiento para evitar tapar la visión de los oyentes.
Así mismo debemos considerar las características del proyector, la existencia o no de micrófonos y ubicación de los altavoces, o incluso la existencia de pantallas dónde se proyecte nuestra imagen por toda la sala.
-Seriedad del evento. Hay que tener en cuenta la existencia de protocolo, la importancia del acto, el lugar dónde este tiene lugar (un edificio emblemático por ejemplo) para adecuar nuestra forma de hablar, movernos, vestirnos y dirigirnos al público.
¿Quién?
¿Quién va a escucharnos? ¿Cuál es su nivel ante el tema que expones? Un catedrático en neurobiología probablemente siga tu exposición sobre la materia sin problemas, pero un estudiante de primer grado de medicina igual se abruma ante tanta información técnica.
Ante un público muy heterogéneo:
1. Avisa desde el principio el nivel de especialización que va a tener tu intervención.
2. Si va a ser muy técnica puedes repasar fugazmente los conceptos clave, ayudándote de alguna frase del tipo “como sabéis…” o “recordad que…”. No queremos ni que los que no nos siguen se sienten estúpidos, ni que los especialistas en la materia sientan que pierden su tiempo.
3. El objetivo de tu presentación. En función de él sabrás si te interesa más hacerte entender por la mayoría, o arriesgarte a que no todo el público te siga.
Hay mil formas, y unas cuantas miles más, de abordar un mismo tema: seriedad, humor, lenguaje académico, metáforas, recursos audiovisuales, preguntas al público… depende de la audiencia, nos inclinaremos por formas de comunicación diferentes.
¿Cuándo?
El tiempo es importante. Concretamente el tiempo del que disponemos. Si tu charla es de diez minutos y has preparado 47 diapositivas es que algo está fallando.
Recuerda ensayar junto a tu soporte audiovisual y cronometra el tiempo de tu discurso. Es una falta de respeto hacía la organización del evento y hacia el público alargarte más allá del tiempo asignado.
Cuando estés ensayando recuerda que el día de la presentación, de media, tardarás entre 1 y 3 minutos más debido a factores como nervios, imprevistos, aclaraciones, etc. El tiempo vuela cuando estás encima del escenario.
Ten en cuenta también la fecha en la que haces la exposición. ¿Ha pasado algo relevante relacionado con tu tema recientemente? ¿Se celebra algo ese día concreto? Integra la actualidad en tu discurso para aumentar su interés y demostrar que estás puesto al día.
Organiza tu exposición y adapta el contenido
Con una correcta planificación todo resulta fácil y ágil. Una presentación es un proceso largo. El día que hablamos ante el público es solo una pequeña parte de todo el trabajo que hay detrás.
Y tú, ¿cómo planteas tus exposiciones en público? Existen diversas formas de abordar las presentaciones, aquí os he mostrado mi manera de no enredarme cuando tengo que hacer una exposición.
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