Los errores más comunes al hablar en público: cómo evitarlos

Hablar en público es una de las habilidades más útiles que puedes aprender. Sirve en el trabajo, la educación o en eventos sociales. Por eso es una de las mejores competencias transversales que puedes adquirir.

Sin embargo, es una habilidad que rar vez se estudia. Esto hace que hablar en público pueda ser una experiencia intimidante. La buena noticia es que no hace falta nacer con un don especial. La oratoria, la técnica del bien hablar, se puede aprender y mejorar con la práctica.

Para mejorar tus exposiciones, mi consejo es que empieces a ponerte a dieta. Como lo lees. Cuando planificamos una dieta, lo crucial es eliminar aquello más negativo para tu salud. Con la comunicación sucede lo mismo. Eliminando unos pocos fallos puedes aumentar exponencialmente la calidad de tus discursos.

Es común cometer errores que pueden comprometer la efectividad de tu mensaje. Presta atención y haz memoria. Seguro que recuerdas momentos donde otras personas, o incluso tú, cometisteis estos deslices.

Errores más comunes al hablar en público:

Falta de estructura en el discurso: ni inicio ni final

Hablamos para que nos entiendan. Hablamos para las personas. Por eso, lo primero a evitar es el desorden en nuestro discurso.  

Una presentación sin una estructura clara puede confundir a la audiencia y dificultar la comprensión de tus ideas principales. Y lo que queremos es que el público sepa en todo momento dónde está.

Para ellos es necesario facilitar la comprensión con una estructura lógica y coherente. Ayuda a la audiencia a seguir tu argumento y retener la información presentada.

Y para comunicar y asegurar que nos siguen, la forma más sencilla es usar la estructura narrativa básica: introducción, desarrollo, conclusión.

A través de estos 3 pasos podemos crear una estructura efectiva:

  • Introducción concisa: Establece el propósito y los objetivos de tu presentación de manera clara.
  • Desarrollo coherente: Organiza tus ideas en una secuencia lógica que guíe a la audiencia, y a ti mismo, a través de la exposición.
  • Conclusión memorable: Resume tus puntos principales y ofrece un final convincente que deje una huella en la audiencia.

Una forma muy sencilla de asegurar esta estructura es usar la fórmula de las 3Ds:

Lo sé. Lo sé. Dicho así parece fácil. Y por eso es un error tan común como sencillo de evitar.

Aburrir con diapositivas saturadas

Sabiendo dónde queremos llegar con nuestro discurso podemos idear un inicio con gancho, una exposición argumentada y un gran final.

Hace 40 años no existía PowerPoint. Los oradores memorizaban sus discursos para después reproducirlos . Los más olvidadizos se conformaban llevando notas. Y entonces… llegaron las diapositivas y arruinaron las exposiciones en público.

Vamos a dejar algo claro. El uso de diapositivas no tiene nada de malo. Es un recurso maravilloso. El complemento perfecto para tu discurso. Pero lo estamos usando mal.

PowerPoint, y programas similares, se han convertido en un guion literal. Unas notas personales que se proyectan en todo momento, a la vista de todos.

―Podría haber enviado mi PowerPoint y lo habríais leído en 5 minutos. Pero prefiero que os sentéis durante una hora mientras leo mis bullet points a cámara lenta. P-u-n-t-o n-ú-m-e-r-o u-n-o

En demasiadas ocasiones al presentar nos conformamos leyendo en voz alta lo que todo el mundo puede ver en pantalla. Pero estamos aquí para aprender a hablar en público, no para leer en público.

Evitar la muerte por PowerPoint es uno de los pasos fundamentales para mejorar tu comunicación. Mejor no sobrecargar de información ni depender exclusivamente de las diapositivas para avanzar en tu discurso.

En su lugar, puedes centrar tus diapositivas en compartir una idea clave a través de una imagen, frase o dato. Esto aporta un ancla a tu audiencia para saber de qué estás hablando. Pero te mantiene como protagonista del discurso.

Exceder el tiempo límite

Al asistir a una ponencia entregamos lo más valioso que tenemos: nuestro tiempo. La mejor forma de devolver el favor a tu público es hacer que ese tiempo merezca la pena. Y por supuesto, ¡no excediendo el tiempo límite de tu discurso!

Superar el tiempo límite trae problemas, como:

  • Perder el interés de la audiencia (normal, los has dejado sin tiempo para el café).
  • Falta de respeto a tus compañeros (ellos también quieren exponer).
  • Indica poca preparación (¿por qué si no te alargas tanto?).

Dominar tu contenido es crucial aquí. Solo de este modo podrás sintetizar tu discurso, adaptándolo al tiempo límite. Identifica los puntos cruciales de tu exposición y concéntrate en comunicarlos de manera efectiva.

También es buena idea consultar el reloj o incluso pedir al equipo organizador que te avise cuando falten 5-10 minutos. En ese momento sabrás que es hora de pasar a la conclusión.

Por supuesto, ensayar con antelación tu ponencia te dará pistas de la duración. Y por eso la falta de ensayo es otro de los errores comunes.

Improvisar tu discurso: la falta de preparación

Saber improvisar es necesario. Antes o después nos enfrentamos a escenarios donde no podemos llevar la respuesta preparada de antemano. Pero esto no es excusa para no hacer los deberes y ensayar antes de hablar en público.

Siempre recuerdo a un compañero de clase que ante una exposición nos aseguró: “Tranquilos. Hablar en público no me pone nervioso”. Y tenía razón. No mostró signos de nerviosismo. Sin embargo, improvisó toda la exposición, desluciendo gran parte del trabajo hecho por nuestro grupo.

Incluso cuando conocemos nuestro tema. Incluso si plantarnos en el escenario no nos pone nerviosos. Ensayar previamente es una obligación.

A través del ensayo puedes:

  • Reducir tus nervios.
  • Mejorar la coherencia general de tu exposición.
  • Separar el grano de la paja.
  • No sobrepasar el tiempo asignado.
  • Identificar puntos clave donde dar mayor énfasis.

Si solo pudiera dar un consejo, sería este: ensaya, ensaya, ensaya. Cuanto más trabajo previo hagas, más preparado estarás para cualquier imprevisto que pueda surgir.

Olvidar que nuestro cuerpo comunica

Durante una exposición intervienen tres elementos principales: el discurso, las diapositivas y el cuerpo. Mediante estos tres puntos creamos un todo que comunica con la suma de sus partes.

Cada elemento influye en la recepción del mensaje. Si olvidamos nuestro lenguaje no verbal, este puede decir cosas que no queremos. Y esto es más común de lo que parece.

Expuesto ante decenas de miradas. Solos en el escenario. Nuestro cuerpo se tensa y de forma involuntaria busca refugio. ¿Dónde? En nosotros mismos.

Manos que se entrelazan, brazos que se cruzan, miradas desviadas… Hay muchas formas a través de las que el cuerpo busca protección.

El cuerpo comunica, siempre. Nuestra mirada, gestos, movimientos… todo envía información (muchas veces involuntaria) que el público interpreta (de forma inconsciente).

El cuerpo comunica. Incluso cuando no se mueve.

Por todo ello siempre debemos priorizar la postura V.A.S.E.

Es decir, una postura:

  • Vertical: sin encogernos.
  • Abierta: con gestos expansivos.
  • Simétrica: con el peso del cuerpo repartido en las dos piernas.
  • Estable: evitando balancearnos.
Postura VASE

Cómo evitar los errores más comunes al hablar en público

El primer paso para mejorar es conocer los fallos más típicos. Así que enhorabuena, acabas de empezar tu camino hacia una mejor comunicación.

Fallos comunes al hablar en público en la universidad

Decíamos al principio del post que íbamos a ponernos a dieta. Ya sabemos qué evitar. Es hora de empezar a añadir alimentos nutritivos a nuestra comunicación. El siguiente paso lógico es saber cómo mejorar al hablar en público. Para ello te propongo una pirámide.

En ella verás varios escalones a recorrer para mejorar tu comunicación en público.

  1. Evita errores comunes, como los vistos en este artículo.
  2. Aprende nuevas técnicas que aplicar a tus discursos.
  3. Practica tus nuevos conocimientos a través de objetivos asumibles.
  4. Encuentra tu propia voz potenciando las técnicas que mejor te funcionan.
  5. Nunca olvides a tu audiencia: el objetivo de nuestro mensaje.

Conforme aprendas nuevas técnicas ponlas en práctica. No tengas prisa. Cada discurso puede ser una oportunidad de añadir algo nuevo. Con el paso del tiempo encontrarás qué técnicas se acoplan mejor a tu estilo personal.

El objetivo es disfrutar en el escenario mientras progresas. Y tan solo hay una contrapartida. Nunca se deja de aprender. Por lo que nunca dejarás de aplicar nuevas fórmulas, probar y mejorar.

¡A disfrutar del camino!


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